Generalización (universales y genéricos).
Es sabido que muchas personas con TEA tienen cierta rigidez mental y son incapaces de acomodar excepciones en sus generalizaciones (por ejemplo, si la comida es a las 2, puede costarles entender que es así por lo general, de tal forma que habrá días que, por lo que sea, la comida se haga antes o después).
Estudiando su comprensión de enunciados genéricos (“los tigres tienen rayas”) estamos explorando si esta inflexibilidad atañe solo al mundo social o es realmente una marca de su manera de pensar.
Más información
Posiblemente, si te preguntan si todos los perros tienen cuatro patas digas que sí, incluso si te piden que te tomes tu tiempo y pienses en ello. Sin embargo, tu respuesta puede cambiar si te piden que respondas a dos preguntas diferentes: la primera si los perros tienen cuatro patas y la segunda si todos los perros tienen cuatro patas. Aunque el significado de todos es bastante claro, tendemos a dar por buena una generalización que incluya la palabra todos aunque haya algunas excepciones. Hay unas cuantas explicaciones de por qué puede ocurrir esto, pero una que tiene bastante fuerza es que realmente no atendemos demasiado a lo que significa todos los y lo entendemos como un simple los. Lo que queremos saber es si esta laxitud a la hora de dar por buenas generalizaciones, incluso aquellas que, en rigor, no tendrían que darse por buenas, es un rasgo universal. Suponemos que dar por válida una generalización que se sabe tiene excepciones requiere cierta flexibilidad cognitiva. En el ámbito de las regulaciones y los hábitos sociales, algunas personas en el espectro del autismo tienen problemas para acomodar las excepciones: si hay que esperar a que el semáforo se ponga en verde, entonces se espera. ¿Se relaciona esta actitud ante las reglas y convenciones sociales con una general escasa flexibilidad cognitiva que lleva a no poder acomodar excepciones? Explorar esta cuestión es importante, porque si la tendencia a aceptar excepciones a generalizaciones toca solo el ámbito social, la intervención y el ajuste mutuo que tendrían que hacer el neurotípico y la persona con TEA son, en principio, bastante más sencillos.


Perspectiva y cambio de perspectiva en el lenguaje.
En las conversaciones que mantenemos, incluso las más simples, tenemos que estar al tanto de cuál es la perspectiva de nuestros interlocutores: qué cosas podemos dar por supuestas, qué cosas son novedosas, dónde están ellos y dónde nosotros, etc. También necesitamos entender la perspectiva de la otra persona para comprender algunas estructuras gramaticales y partes de nuestro léxico. ¿Qué tipo de reto supone este elemento de perspectiva para personas con TEA?
Más información
Imaginemos que en casa tengo un perro y un pulpo, pero tú no lo sabes. No habría problema en que dijera sin más “ayer por la noche se me olvidó dar de comer a mi perro”, pero quizás sorprendería que dijera sin más “ayer por la noche se me olvidó dar de comer a mi pulpo”. Parece que en el segundo caso yo tendría que elaborar algo más mi mensaje para que fueras capaz de acomodar la información que en este caso te hago llegar de forma implícita, a saber, que tengo un pulpo como animal de compañía. En nuestros intercambios lingüísticos solemos tener en cuenta qué sabe y qué no sabe nuestro interlocutor, así como qué tipo de cosas pueden sorprenderle y qué tipo de cosas puede acomodar sin problemas. Para hacerlo, adoptamos la perspectiva de nuestro interlocutor: nos ponemos en su lugar. Desde hace tiempo se ha dicho que algunas personas con TEA tendrían dificultades al hacer el ejercicio de abandonar la perspectiva egocéntrica y adoptar la de otra persona. Nuestra investigación se centra en descubrir hasta qué punto adoptar la perspectiva de otro ofrece dificultades en TEA, dado que no todos los cambios de perspectiva parecen igualmente difíciles en una conversación.
Habla interna y su papel en la cognición.
Mucha gente habla en silencio consigo misma con bastante frecuencia, muchas veces como si tuviera una conversación interna. Se dice que hacerlo sirve para cuestiones importantes tales como focalizar la atención, planificar, pensar con cuidado, conocerse y motivarse. Muchas personas con TEA, como por ejemplo Temple Grandin, cuentan que en su pensamiento consciente utilizan solo imágenes. Queremos saber hasta qué punto este rasgo es extendido entre personas con TEA, de qué depende que usen más o menos el habla interna, y cómo realizan las funciones que los neurotípicos realizan cuando conversan con ellos mismos.
Más información
En la vida consciente de la mayor parte de las personas calificadas como neurotípicas, el habla interna (el hablar para uno mismo sin abrir la boca) ocupa alrededor del 30%. Hacemos muchas cosas al hablar con nosotros mismos: desde combatir el aburrimiento hasta pensar en temas delicados, pasando por animarnos, insultarnos o decirnos lo guapos que estamos. Un uso del habla interna que siempre se destaca es el autorregulatorio, que aparece en el pensar paso a paso, inhibir respuestas automáticas o planificar cómo hacer una tarea complicada. Por otra parte, por lo poco que se sabe, las personas con TEA hacen un escaso uso del habla interna al tiempo que encuentran obstáculos para ejercer control, como inhibir respuestas automáticas y monitorizar y controlar sus propias acciones. Esta parte de nuestro trabajo indaga en el uso del habla interna en personas con TEA, pero también en personas que tienen en general problemas lingüísticos que razonablemente afectan a su diálogo interior. En último término, tratamos de entender qué tipo de relación tienen consigo mismas, dado que en el caso de las personas neurotípicas esta relación depende en buena parte del habla interna.


Significado literal y significado metonímico/figurado:
Uno de los problemas clásicos en el desarrollo del lenguaje en muchas personas con TEA y otros desarrollos atípicos es la fijación en el significado literal de las palabras. Esta fijación se observa también en niños y niñas neurotípicos de una edad ya avanzada (5 años). Pero en este caso no parece que sea una muestra de inflexibilidad. Puede que tampoco lo sea en el caso del desarrollo atípico.
Más información
Cuando alguien te dice “eres un sol” o “eres un cielo”, entiendes que quiere decir que eres especialmente amable. Si oyes que a dos chicos les riñen cariñosamente diciendo “¡menudas dos patas para un banco!”, entiendes que les dicen “¡menuda pareja!”. Niños pequeños y personas con problemas lingüísticos no parecen tener demasiadas dificultades para entender los significados no literales que expresamos diariamente con este tipo de expresiones. Aunque quizás no sepan exactamente lo que queremos decir, no piensan, por ejemplo, que estamos diciendo de una persona que es una pata de un banco, un sol, o un cielo. Entre muchas personas con TEA, sin embargo, se dice que hay una fuerte tendencia a entender las cosas literalmente. Intentamos entender por qué ocurre esto, y si puede relacionarse con la perplejidad que les genera el mundo social, o si se trata de algo que tiene que ver con el desarrollo puramente lingüístico-cognitivo.

© 2019 LindyLab ®
Cookies / Privacidad /